Cifras de ciberacoso siguen en aumento

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Durante la pandemia, los jóvenes han recibido amenazas o insultos a través de las redes sociales.

Las redes sociales son plataformas para comunicarnos de manera digital. Algunos las utilizamos con fines comerciales y otros a nivel personal, siendo como una especie de diario (Twitter o Facebook) o álbumes de fotografías (caso Instagram).

Sin embargo, hoy en día se están usando con otros propósitos que se salen de lo sano, como es el caso del ciberbullying o ciberacoso.

En el caso de los niños, niñas y adolescentes, el ciberacoso va en crecimiento y más en estos tiempos de pandemia y Chile no está exento, ya que, de acuerdo con una presentación realizada por la Superintendencia de Educación, entre los meses de enero y junio de este año “hemos recibido 41 denuncias relacionadas con ciberacoso, lo que equivale a un 18,46% de las denuncias de maltrato físico y psicológico entre estudiantes. La mayoría de las denuncias sobre este acoso tiene que ver con molestar o realizar gestos a compañeros en clases online u hostigar a través de redes sociales como WhatsApp e Instagram”, indicó el superintendente de Educación, Cristián O’Ryan.

A su vez, la Fundación Katy Summer publicó un estudio que realizaron en la Región Metropolitana de Santiago, cuya muestra abarca a jóvenes de 15 a 19 años y los resultados son preocupantes.

En el informe de dicho estudio destacan que:

  • El 92% de los encuestados afirman haber sido amenazados por internet o redes sociales, al menos una vez en los últimos tres meses.

  • El 69% de los participantes del estudio declararon haber sido testigos de acoso virtual en los últimos tres meses, al menos una vez o más.

  • Las redes sociales Facebook e Instagram son las más utilizadas para causar daño.

  • Que esta práctica causa trastornos depresivos en los adolescentes.

  • Y que estos prefieren contárselo a un amigo/a y no a un adulto.

¿Por qué lo hacen?

Los más jóvenes del hogar hacen uso de los dispositivos electrónicos que tengan a la mano (teléfono, Tablet, laptop o PC), para acosar a un compañero de clase, por las razones que sean. Publicando fotografías o videos que tienen como intensión la humillación pública de la víctima. Pero el ciberacoso también se trata de publicar mensajes negativos en contra de otra persona, hackear o crear cuentas en redes sociales suplantando la identidad del acosado, para burlarse del mismo.

Este tipo de ataque puede tener muchas razones, pero una de las principales es que el “acosador/a” se escuda con el dispositivo electrónico que utilice, porque es posible que no revele su identidad o porque se siente seguro/a al estar detrás de una pantalla y que, en el cara a cara, considerando que está en un puesto de poder.

Sin embargo, la persona que se dedica a ello no se da cuenta del daño que está provocando. Un daño psicológico que puede llegar al físico, como el suicidio. Hay que recordar que una vez que se publica algo en la Web, es muy difícil que sea eliminado y la vergüenza que puede sentir la víctima puede superarle.

Imagínese por un momento, que si para un adulto el ciberbullying tiene consecuencias negativas (perdida de empleo, depresión, problemas familiares, humillación pública), para un joven debe ser un duro golpe emocional, que puede afectar su desarrollo como persona.

¿Qué hacer?

Hoy en día, y más en estos tiempos de pandemia y avances tecnológicos, lo mejor que podemos hacer es educar a los jóvenes a cómo hacer un uso adecuado de las redes sociales y demás canales de comunicación.

En el caso de los padres, siendo menores de edad, deben prestar mucha atención a lo que estos ven en Internet, cómo usan esta herramienta, con quién hablan, cómo hablan con las personas (pelean, se burlan o es positivo).

Además, es de recordar (y resaltar) que las redes sociales son para jóvenes de 13 años en adelante, en sus políticas de uso lo establecen. Pero si estos tienen cuentas en Facebook, Instagram o Tik Tok, tanto papá y mamá deberían estar atentas a estas, no solo porque son herramientas de ciberacoso, sino también por la posible existencia de depredadores en las mismas.

A su vez, en estas plataformas hay maneras de prevenir el ciberbullying. En el caso de Facebook e Instagram, en ambas se pueden bloquear a personas malintencionadas, blindar las cuentas en contra de hackeos o denunciar a quienes suplantan identidades o hacen uso de su cuenta para acosar a alguien.

Pero la educación no solo debería ser en casa, sino también en las instituciones educativas.

Los colegios deberían adaptarse a esta era de la información y enseñar a los niños, niñas y adolescentes sobre los beneficios y perjuicios de la Web.

Y deberían, a pesar de que las clases se impartan de manera online, contar con un protocolo de convivencia escolar que contemple el acoso cibernético, que vaya enlazado con un sistema de denuncia como el que ofrece StopBullying.cl, a través del cual el joven puede alzar su voz y buscar la ayuda que necesita y con el que los funcionarios de la institución lleven un registro, control y seguimiento de cada caso, hasta llegar a la resolución del conflicto.

Aunado a ello, debemos inculcar a los más jóvenes que si son víctimas o testigos de acciones malintencionadas, como el ciberbullying, lo mejor es denunciar, conversarlo con un adulto, para que se tomen acciones que permitan el bienestar del menor.

No es un trabajo fácil, pero con ayuda y determinación, podremos lograr bajar estas cifras y crear espacios escolares y virtuales, sanos y seguros para todos.

1 Comentario

  1. Considero que tú artículo es uno de los mejores, tanto por tu buena pluma , así como también el objetivo de prevención y protección de los niños y adolescentes. Felicitaciones desde México vecino y amigo Johny Álvarez. Cuidate mucho.

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