El reto mayor se encuentra en capacitar estos perfiles desde temprana edad, permitiéndole a los estudiantes competencias útiles para el futuro. En el periodo de desarrollo entre los 0 y 5 años, los niños atraviesan la fase más rápida del crecimiento. Sus habilidades se potencializan al máximo por medio del aprendizaje.
Es precisamente en la etapa escolar primaria donde se encuentra la oportunidad de incorporar destrezas en el pensamiento computacional complementado su desarrollo cognitivo, socioemocional y del lenguaje. Puesto que la programación no solo involucra la resolución de problemas y la lógica, sino que también es una herramienta para expresarse emocional y socialmente.
Si se integra el desarrollo del pensamiento computacional a los programas educativos, los niños aprenderán a pensar distinto y podrán innovar a la hora de resolver problemas, siendo parte activa del mundo tecnológico en el que vivimos. Además, podrán prepararse para ingresar a un mercado laboral creciente y demandante de este tipo de conocimiento.
Por eso, es fundamental incorporar la enseñanza de tecnologías desde temprana edad y ser parte de la solución a este desafío. Así, los estudiantes serán parte de una nueva generación que contará con estos imprescindibles conocimientos para enfrentarse al nuevo mercado laboral, que empuja el auge de la automatización y el desarrollo tecnológico.