
Belén del Castillo en La Tercera
A contar del 29 de marzo, solo 916 colegios y 645 jardines infantiles del país estarán abiertos a nivel nacional. El resto no podrá funcionar presencialmente, pues se ubican en alguna de las 198 comunas que estarán en Cuarentena. Por ese motivo, un grupo de apoderados comenzó a recolectar firmas para apoyar la petición de mantener abiertas las escuelas y jardines. Ya son más de 6 mil las adhesiones que han recolectado, en una carta dirigida al gobierno, Colmed, Consejo Asesor y alcaldes.
Cuando en diciembre pasado se anunció el fin de la cuarentena para la comuna de Panguipulli, en la Región de los Ríos, la Escuela Rural Carririñe recibió a sus 23 alumnos, de primero a sexto básico, por primera vez desde marzo. Las clases funcionaron en grupos, con los estudiantes divididos, y con días alternados de presencialidad. También las jornadas se acortaron y los profesores se focalizaron en enseñar las asignaturas elementales, como Matemáticas, Historia, Lenguaje y Ciencias, para aprovechar el breve retorno, antes del verano. “Los chicos adquirieron ciertos hábitos, como el uso de las mascarillas, de alcohol gel. Los pudimos educar en esas dos semanas”, recuerda su director, Iván Álves.
Para este año la escuela tenía planeado operar de esa misma manera. “Estábamos superentusiastas, arreglando la escuela con los protocolos sanitarios, cuando nos enteramos que la comuna retrocedía a Cuarentena. Fue como un balde de agua fría”, dice Álves, quien agrega que “desde entonces no hemos podido abrir la escuela”. El director explica que cada lunes los apoderados van a retirar al recinto el material impreso para los alumnos, pues solo unos pocos, “contados con los dedos de una mano”, dice, tienen acceso a internet y pueden preguntarles sus dudas a los profesores por WhatsApp. “Aquí la señal es muy, muy mala. Es nuestro talón de Aquiles la conectividad a internet”.
Panguipulli es una de las 198 comunas que están o entrarán a Cuarentena esta semana, medida que además obliga el cierre de los colegios. Así, según las cifras del Ministerio de Educación (Mineduc), de los 9.420 colegios que hay en todo Chile, a partir del lunes 29 de marzo solo se mantendrán abiertos, con presencialidad, 916 recintos.
En el caso de los jardines infantiles, de los 9.000 que existen solo estarán operativos a partir de la próxima semana 645, según el Mineduc.

La petición de los apoderados
“Como apoderados, solicitamos que se reabran todas las escuelas y liceos, y permanezcan abiertos en Fase 1, permitiendo a profesores vacunados y estudiantes asistir diariamente, sin importar la fase en que se encuentra la comuna donde residen”. Así comienza la carta que la profesora de Matemáticas, Consuelo Tapia, y la abogada, Lucía Buttazzoni, han compartido por las redes sociales, para reunir firmas de apoyo. Hasta la fecha se han adherido 6.500 persona.
Egresada de Licenciatura de Matemáticas en la Universidad Católica, Consuelo se desempeña como profesora en un colegio particular subvencionado de Viña del Mar. Es madre de tres hijos, de 4 meses, 6 años y 8 años de edad. Mientras, Lucía vive en Santiago, estudió Derecho en la Universidad Católica y sus hijos tienen 10, 7 y 3 años.
Y si bien ambas tienen a sus hijos matriculados en colegios particulares, que dictan sus clases de manera híbrida y online, explican que su motivación para iniciar la campaña es la vulnerabilidad de los niños que asisten a escuelas con escasos recursos, según sus experiencias mientras trabajaban en TECHO.
“Antes de que decretaran la Cuarentena aquí en Viña, empecé a ver que estaban cerrando escuelas en otras comunas y me imaginé lo que sería un 2021 de nuevo sin colegios, pero no solo por mis niños, sino por todos los del país (…). Empecé a escribir la carta, luego se sumó Lucía, después empezamos a pedirle sugerencias a distintas personas, quienes de alguna y otra manera aportaron -a la redacción- de la carta”, relata Tapia. Intentaron mandar el texto a medios escritos para que lo publicaran, pero al no conseguir respuesta, decidieron subirla a la plataforma Change.org, donde además podrían sumar firmas.
Las dos impulsoras de la moción se reunieron vía Zoom con el ministro de Educación, Raúl Figueroa, el miércoles 24 de marzo. “El ministro inmediatamente se interesó en escuchar y recibirnos”, dice Buttazzoni. Durante la reunión, las autoras de la carta le expresaron su preocupación por la salud mental y la brecha de aprendizaje que se está gestando entre las distintas realidades de los niños del país.
Pero el panorama es complejo: quedan pocas semanas para los comicios del 10 y 11 de abril y las autoridades han insistido en reforzar las medidas sanitarias. “Estamos plenamente conscientes de que ninguna autoridad, de ningún sector, va a querer instalar la discusión de la presencialidad escolar justo en estas semanas críticas, previas a las elecciones. Se sabe, además, que no depende solo del Ministerio de Educación la apertura de las escuelas municipales”, explica la profesora Tapia.
No obstante, la abogada Butazzoni recalca que “no pedimos que abran mañana las escuelas ni tampoco antes de las elecciones, pero cerrado ese capítulo, tenemos que ponernos a trabajar como país por los niños”.
Entre los adherentes a la petición se encuentran padres, profesores, directores y organizaciones independientes de educación. La carta está dirigida al gobierno, Colegio Médico, Consejo Asesor Covid-19 y a los alcaldes, para que éstos consideren “la presencialidad educativa como esencial para proteger y garantizar los derechos de los que hoy son niños, niñas y adolescentes”.
Motivos socioemocionales, académicos y de conectividad
“El rol de los colegios es mucho más amplio que un espacio de desarrollo cognitivo. Son espacios irreemplazables donde los estudiantes desarrollan habilidades sociales y emocionales”, dice Tapia. Así, entre los efectos emocionales y físicos que los apoderados que han suscrito a la petición han advertido en sus hijos al no asistir al colegio destacan cuadros de ansiedad, soledad, depresión, exceso de exposición a las pantallas y obesidad infantil.
“Creemos imperativo adoptar una perspectiva más amplia de la salud, pues comenzar un segundo año sin que los estudiantes vayan presencialmente a la escuela, traerá consecuencias gravísimas en el futuro”, reitera Butazzoni.
En este sentido, la presidenta del Directorio del Colegio Polivalente Padre José Kentenich de Puente Alto y también firmante de la petición, Claudia Larroulet, opina que también hay que considerar otro aspecto sobre la salud mental: el exceso de exposición a las pantallas y las consecuencias que podría generar a nivel neuronal. “Está comprobado científicamente el efecto negativo que esto tiene en el cerebro, sobre todo en las edades menores pero también en la adolescencia”, comenta Larroulet, hija de Cristián Larroulet, el exministro secretario general de la Presidencia del primer mandato del Presidente Sebastián Piñera.
Sobre los resultados de la educación online, estos son “muy inferiores, tanto en los aprendizajes académicos como en los socioemocionales. Lo que más se pierde son las relaciones de los estudiantes con sus compañeros”, explica el secretario ejecutivo de la Agencia de Calidad de la Educación, Daniel Rodríguez. “La educación técnico-profesional, es decir la educación y formación en talleres, también ha sufrido mucho con la educación online”, agrega.
En términos académicos, uno de los argumentos de la carta para promover la apertura de las escuelas en Fase 1 es que, de acuerdo a los datos del Banco Mundial y del Mineduc,los alumnos de recintos públicos alcanzaron solo un 5% del aprendizaje esperado, mientras que los alumnos de escuelas privadas alcanzan el 64%, tras un año sin asistir presencialmente al colegio. En este sentido, Buttazzoni opina que “los niños más vulnerables y los que no pueden acceder a la educación a distancia tienen más probabilidades de no regresar nunca a la escuela”.
Respecto a las clases online, “es un mal sucedáneo de la educación presencial, y principalmente malo para los estudiantes más vulnerables que no cuentan con un adulto que los acompañe, que los ayude y que los guíe”, recalca el experto. Sobre este punto concuerda el director Álves, de la Escuela Rural Carririñe. “La mayoría de nuestros apoderados estudió hasta sexto básico (…), entonces el apoyo que los chicos pueden recibir en sus casas es poco (…). Es un doble esfuerzo el que hacemos, porque lo que se enseñó mal, hay que lograr deshacerlo y rearmarlo de vuelta”, reitera.
Declarar a los jardines infantiles como actividad esencial
