Como Fundación Paréntesis, hace años comprendimos la importancia de desarrollar programas preventivos respecto al consumo de alcohol y otras drogas a la medida de cada comunidad educativa, incorporándola como parte de la solución, capacitando a docentes y directivos, desarrollando talleres que entreguen herramientas para tomar mejores decisiones, incorporando a los estudiantes y a sus familias como agentes activos del cambio. Esto implica desarrollar diagnósticos en cada colegio con el que trabajamos, perfilándolos no sólo en cuanto a prevalencias, sino identificando sus posturas y actitudes culturales respecto del consumo, así como los recursos con los que cuenta para potenciar cualquier intervención.
Esto que llevamos haciendo durante la última década, poniendo énfasis en basar el quehacer en lo que la evidencia nos entrega como guías a seguir, se debe hacer pensando siempre en que una comunidad educativa es un espacio donde muchos están interesados en intervenir desde sus temas e intereses, por lo que la preocupación inicial debe ser el no sobrecargar.
Lo primero es no recurrir al “copy/paste”, tan socorrido. Lo que guía muchas intervenciones hoy –a nivel gubernamental como privado- son programas que buscan confirmar sus hipótesis de base más que ser una solución adaptada a un espacio educativo específico. Nuestro trabajo ha sido proponer estrategias preventivas que ayuden a resolver lo que se pesquisa, no imponer fórmulas con la esperanza de que resulten.
El segundo es desarrollar espacios para apoyar a los padres en la formación de sus hijos. Parece lógico, pero es lo que ha quedado más abandonado en cuanto a estrategias de abordaje preventivo en nuestro país. Así también, las poblaciones más excluidas y vulnerables son las que cuentan con menos posibilidades de acceso a estos espacios de guía.
Y el tercero: dejar de utilizar un lenguaje bélico, de confrontación para algo que pretende ser todo lo contrario. Mensajes como “no a las drogas” “gánale la guerra a las drogas”, “luchar contra el flagelo” posicionan a las sustancias como algo que tiene la capacidad de defenderse en un inminente ataque. La “lucha contra las drogas” no asume que el consumo de drogas es parte de la historia humana y síntoma de fenómenos muy complejos. Con esta mirada sólo de asientan las acciones en la falacia de control, pensando que eliminando algo malo -la droga- siempre va a quedar algo bueno. De este modo, el mensaje final es “si consumes, ya no hay vuelta atrás, sigue así hasta que se vuelva problemático, lo que te espera es la muerte”, entonces, la estrategia falla, ya que si no me pasa nada malo, si no sufro consumiendo –baja percepción de riesgo-, se cae ese discurso.
Las estrategias que apunten a construir comunidades saludables, que se cuidan y logran apoyar cuando hay problemas, va en el sentido correcto. Potenciar el bienestar, las buenas relaciones, la participación, el respeto al otro, son aspectos centrales de esta construcción. Por ahí va la cosa.

AGENCIA BLACKOUT
Iván Muñoz M. – Psicólogo
Director Paréntesis – Asesorías y Servicios Clínicos

Psicólogo PUC, Director de Paréntesis – Asesorías y Servicios Clínicos. Practitioner en PNL, Diplomado Tratamiento y Rehabilitación para Adolescentes Consumidores de Drogas de la Universidad de Chile. Diplomado en Gestión y Administración de Instituciones de Salud. Experiencia de más de 20 años como docente y capacitador en temáticas de salud mental y abordaje preventivo e interventivo del consumo de drogas. Dedicado a la psicoterapia individual, la terapia grupal en temáticas de salud mental/adicciones y en el desarrollo y gestión de programas preventivos para distintas organizaciones.
Innovación y cambio para una efectiva acción de rehabilitacion y de prevencion
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