«La creatividad solo podrá germinar cuando la semilla y el suelo fértil sean cómplices… cada uno una causa y cada un efecto».
En nacimiento de un nuevo integrante a nuestra sociedad implica necesariamente un encuentro y un sin fin de descubrimientos, bañarse de un mundo de nuevas experiencias. El niño aparece ahí dispuesto a recibir todo lo que le dé ese nuevo mundo, una infinidad de estímulos que llenan sus sentidos y construyen experiencias. Ante sus ojos, está una realidad en una constante dualidad (destrucción y construcción), en toda su grandeza y complejidad. En esa dinámica realidad, que nace y muere con nuevas experiencias, subyacen las memorias que se han heredado de los ancestros, un mundo que define su linaje, herencias transmitidas por su familia, desde el lugar que ésta socialmente ha ocupado.
En aquella dinámica construcción de realidades, existe una enormidad de factores que se incorporan como referentes, guías que permiten modificar las realidades a modo de mapas en constante remodelamiento que guían el viaje del niño explorador. Sin embargo, debemos tener claro que es en la familia donde el niño encuentra sus primeros referentes, aunque casi siempre modificados o fortalecidos a través de la experiencia, diríamos mediante un formato empírico. Y una vez nacido, la lactancia materna comienza a fortalecer las conexiones neuronales que, de acuerdo a las memorias y herencias inter/transgeneracionales, permitirán mejores respuestas adaptativas a los estímulos y retos que le depara ese mundo con el que está comenzando a dialogar.
Desde el mismo momento de la formación del cigoto, los estímulos recibidos in útero y los aportados por la lactancia materna, marcarán de una u otra forma la capacidad que el niño tendrá para afrontar con éxito los retos propios de la vida, retos que muchas veces requieren soluciones novedosas, pensamientos divergentes y creativos. Es aquí donde encontramos las bases de la futura creatividad, en nuestros propios orígenes, en nuestros primeros pasos.
CREATIVIDAD
Una de las principales dificultades al abordar el tema de la creatividad es justamente la propia creatividad, dada la infinidad de definiciones que encontramos en la literatura. Igualmente, dificulta el análisis la existencia de otros numerosos términos que han sido utilizados como sinónimos de creatividad, a saber: “inventiva”, “originalidad”, “imaginación constructiva” o “pensamiento divergente”.
Tenemos muchas definiciones operativas de creatividad, pero no una definición conceptual. Es decir, sabemos los efectos de la creatividad pero no lo que es creatividad en si. Podemos describirla pero aún no podemos explicarla. Sin embargo, a pesar de esta telaraña conceptual, necesitamos construir un camino más o menos recto, un marco conceptual sobre el cual podamos formular una problemática sobre la cual poder trabajar para proponer esa definición conceptual que aún no tenemos. En este sentido, me parece acertado y me atrevo a señalar como formuló A. Einstein que “La formulación de un problema es frecuentemente más esencial que su solución, que puede ser tan solo un asunto de destreza matemática o experimental. Plantearse nuevas cuestiones, nuevas posibilidades, ver viejos problemas desde un nuevo ángulo, requiere una imaginación creadora y marca un avance real en la ciencia”.
Como una forma de abordar esta problemática, destacaría, por su carácter sintético, la aproximación conceptual de F. J. Corbalán-Berná para quien la creatividad es entendida como la “capacidad de utilizar conocimientos e informaciones de forma novedosa, y de hallar soluciones divergentes a los problemas”.
Por lo anterior, creo que el principal problema,que dificulta logar una definición conceptual amplia y a la vez objetiva, subyace en la enorme complejidad del concepto mismo. La creatividad parece estar influida por una enorme variedad de factores entre los que encontramos experiencias ontogénicas, inter/transgeneracionales, memorias y estímulos biopsicosociales, entre otros, que impactan de maneras diferentes, generando una diversidad de resultados que, además, dependen de variables tanto espaciales como temporales.
Así, se puede afirmar que la creatividad correspondería a la capacidad que poseen las personas para generar ideas originales (divergentes) y, a partir de éstas, originar nuevas herramientas, sin olvidar, como se ha indicado anteriormente, el contexto biopsicosocial donde se desenvuelven las personas, las cuales, en definitiva, comportan la expansión de los campos conceptuales y estéticos tanto existentes como pre-existentes. Es decir, es a través del pensamiento divergente que la creatividad puede plasmarse tanto en descubrimientos, como en la invención de objetos y técnicas que no existían.
Siguiendo este camino, encontramos a Lee y Lee, quienes propusieron en 2002 el modelo del Volcán de la creatividad.[1] En éste se establece la existencia de un piso desde el cual nace la creatividad conformado por las características heredadas más el ambiente familiar, que afectan esa “personalidad creativa” o la habilidad de pensamiento divergente. Entre los factores que sustentan la actividad creativa también se considera el ambiente sociocultural ver figura siguiente pagina. Es así como los elementos familiares corresponden al primer grupo de interacción social y de acuerdo con sus características ésta estimula o no la capacidad soñadora y creativa de los niños. En este punto resulta de suma importancia la entrada del niño al colegio, dado que es un ambiente desconocido donde en niño comienza a interactuar con sus pares (que poseen historias de vida diferentes) y con adultos que suelen tener visiones de vida muchas veces diferentes a las suyas, lo que obliga al niño a observar y reconocer situaciones novedosa, y a enfrentarse a problemas para él novedosos. Esto último es de enorme importante, dado que el niño está frente a problemáticas que no había vivido con anterioridad y debe buscar soluciones a partir de su historia (memorias y experiencias). Esto último debería obligar al sistema educativo a incorporar metodologías que favorezcan el pensamiento divergente, el descubrimiento y la búsqueda de alternativas para la solución de problemas nuevos, sin penalizar el error y estimular la reformulación de soluciones, para potenciar la creación de miradas diferentes a problemas similares. [2]
A modo de antecedentes, algunos investigadores han señalado que la capacidad creativa se desarrolla desde la infancia y evoluciona paulatinamente con la edad, principalmente a través de cambios cualitativos.[3] Similarmente, otros estudios han constatado que las creaciones pictóricas de los estudiantes de 12 años se caracterizan por ser más originales, elaboradas y con ideas poco convencionales en comparación con las realizadas por los niños de menor edad.[4] Por otros lado, Chacón y Moncada en 2006 observaron que existe una relación positiva y significativa entre la edad y la creatividad. Sin embargo, se debe dejar en claro que la edad por sí misma no es una razón suficiente para explicar los diferentes ritmos de producción de los individuos, ya que existen factores contextuales y personales que permean el pensamiento creativo.[5]
Modelo del Volcán de la creatividad propuesto por Lee y Lee (2002).
Desde un punto más general, la creatividad parece ser una capacidad propia de los animales, que permite “encontrar” soluciones novedosas a partir de otras ya conocidas (existentes). En el caso del ser humano, diríamos que la creatividad se manifiesta como una expansión de lo ya conocido al lograr modificar los planteamientos o puntos de vista habituales. Visto así, la creatividad, al menos en el caso del ser humano, subyace tanto en los conocimientos anteriores (que pueden ser académicos/formales o producto de la experiencia/informales) como en las variables biológicas de cada persona (polimorfismos tanto genéticos como epigenéticos) y tiene importancia desde el punto de vista adaptativo y por ende evolutivo. Es decir, creo que deberíamos entender la creatividad como la capacidad de creación de nuevas formas de enfrentar los retos que impone un ambiente cambiante, y por ello no puede ser desligada de las capacidades cognitivas del individuo.
ACTIVIDAD CEREBRAL Y CREATIVIDAD
Los estudios sobre la relación entre el pensamiento creativo y la estructura y la dinámica del cerebro crece a pasos de gigantes. Es así como la producción de revisiones sistemáticas, libros editados y números especiales dedicados al tema crece año a año. También la investigación de la creatividad en neurociencia ha comenzado a revelar la estructura y la dinámica de la red que sustenta los complejos mecanismos del cerebro creativo. En este punto, debemos tener claro que ninguna región del cerebro puede soportar una tarea cognitiva por sí misma. Además, que las diferentes estructuras de nuestro cerebro van poco a poco develando sus intrincadas relaciones con otras partes del cerebro y de sus novedosas funciones que ayer ignorábamos.
Y si tenemos la convicción que la creatividad y el pensamiento divergente se apoyan en nuestras memorias y nuestras experiencias, bien podríamos preguntarnos si estructuras como el hipocampo pudiesen ser relevantes para la creatividad. Por ello, quizás una primera pregunta sería ¿qué hace el hipocampo?, y podríamos responder que es importante para la memoria, y tal vez podrían especificar que es crítico para la memoria episódica (recordar eventos pasados experimentados personalmente) pero no para la memoria implícita (no consciente) o para la memoria de trabajo (mantener brevemente la información en línea). Sin embargo esto está cambiando dado que ahora hay abundantes pruebas de que el hipocampo no solo está implicado en la memoria episódica sino también en la memoria implícita y la memoria de trabajo.[6] En consecuencia, muchos investigadores piensan que el hipocampo no es una región clave de un sistema de memoria sino un componente que media en una operación cognitiva específica, que puede ser reclutado por tareas tradicionalmente asociadas a diferentes sistemas de memoria si las tareas requieren esa operación específica. Así, al parecer, la función principal del hipocampo sería asociar diferentes tipos de información.
Un segundo avance importante en nuestra conceptualización de la función del hipocampo es la evidencia de que el hipocampo, en colaboración con otras áreas del cerebro, no solo sirve para recordar eventos pasados sino también para imaginar eventos futuros.[7] Esta expansión de las funciones del hipocampo sigue estando dentro del dominio de la memoria, porque imaginar eventos futuros consiste principalmente en recombinar fragmentos de recuerdos.[8]
La extensión de las funciones del hipocampo y su red en el ámbito de la creatividad es la manifestación del trabajo de muchos investigadores que se han centrado en una forma particular de creatividad llamada pensamiento divergente, que se refiere a la capacidad de generar ideas creativas combinando diversos tipos de información de formas novedosas. Así por ejemplo, se descubrió que, si se entrena a los participantes para que recuerden detalles específicos de una experiencia reciente, se mejora el rendimiento del pensamiento divergente, lo que sugiere que esta forma de creatividad implica la memoria episódica.[9]
Por otro lado, tenemos los trabajos de redes neuronales, que estudian la activación de diferentes redes. Al respecto podemos señalar que el conectoma neuronal puede diferenciarse en una red neuronal por defecto, que se utiliza cuando el cerebro está imaginando; una segunda red de control ejecutivo, que se activa para tomar decisiones; y una tercera red de prominencia, utilizada para discernir la importancia de una cosa y que funciona como un interruptor entre las otras dos redes. Los resultados obtenidos permiten concluir que la red de prominencia tiene una función clave para alternar entre el mecanismo de generación de ideas y el de evaluación de las mismas. Es importante señalar que estas redes normalmente no se activan al mismo tiempo. Así por ejemplo, cuando se activa la red de control ejecutivo, la red neuronal por defecto se desactiva. Sin embargo, al parecer, las personas más creativas tienen una mayor habilidad para co-activar redes neuronales que habitualmente trabajan por separado. Al parecer, un cerebro creativo es aquel que es capaz de activar en paralelo varios circuitos cerebrales y cuyas conexiones son más fuertes.
CONCLUSIÓN
Si hay algo que merece destacarse de los estudios realizados en neurociencias es que la creatividad no está asociada a una región concreta del cerebro. Más bien diríamos, la creatividad nace como el resultado de la interacción de sistemas neuronales ampliamente distribuidos en el cerebro. Además, cabe señalar que la creatividad involucra regiones del cerebro que están relacionadas con la toma de decisiones, la percepción, la memoria, la atención y las emociones, entre otras. Destaca, además, el hecho que estas regiones no participan de manera exclusiva en este tipo de tareas sino que son resultado de la acción integrada de procesos cognitivos y afectivos que participan en otras numerosas actividades.
Finalmente, podríamos afirmar que de creatividad humana aún queda mucho por descubrir, una caja llena de incertidumbres aún por abrir y que en ella subyacen todas nuestras memorias y experiencias desde el mismo momento de nuestra concepción.
[1] Lee, S. D. & Lee, K.W. (2002). Integrated Initiative Test Manual. Seoul: Hakmoonsa.
[2] Velásquez, B. M., Remolina, C. N. & Calle, M. G. (2010). La creatividad como práctica para el desarrollo del cerebro total. Tabula Rasa, 13, Julio-Diciembre, 321-338.
[3] Artola, T., Sánchez., Barraca, J., N., Ancillo, I., Monasterio, P. & Poveda, B. (2010b). Evolución de la creatividad a lo largo del ciclo vital: ¿Disminuye el pensamiento divergente con la edad? Recuperado de www.isabelancillo.com/app/download/11229889/edad+y+creatividad.pdf
[4] Alfonso, V., Cantero, M. J. & Melero, R. (2009). Creatividad, autoestima y adaptación social en alumnos de primaria. Revista Recrearte, 11(1), 1-12
[5] Chacón, A. Y. & Moncada, J. J. (2006). Relación entre personalidad y creatividad en estudiantes de educación física. Actualidades investigativas en Educación, 6(1), 1-19.
[6] M. Moscovitch, R. Cabeza, G. Winocur, L. Nadel, Episodic memory and beyond: The hippocampus and neocortex in transformation. Annu. Rev. Psychol. 67, 105–134 (2016)
[7] 5 D. L. Schacter, R. G. Benoit, K. K. Szpunar, Episodic future thinking: Mechanisms and functions. Curr. Opin. Behav. Sci. 17, 41–50 (2017).
[8] D. L. Schacter, D. R. Addis, The cognitive neuroscience of constructive memory: Remembering the past and imagining the future. Philos. Trans. R. Soc. Lond. B Biol. Sci. 362, 773–786 (2007)
[9] K. P. Madore, K. K. Szpunar, D. R. Addis, D. L. Schacter, Episodic specificity induction impacts activity in a core brain network during construction of imagined future experiences. Proc. Natl. Acad. Sci. U.S.A. 113, 10696–10701 (2016).
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Biólogo PhD. Investigador. Intereses: Neurociencias, neuroepigenética, aprendizaje y epigenética biopsicosocial. Aprendiz en esto del vivir. Divulgador y Escritor. Autor de los libros: Ayurveda en una era post-genómica (2018). Epigenética: (Re)pensar el aprendizaje y la educación (2018). Neurociencias, Aprendizaje y Bienestar (2019)